viernes, 6 de agosto de 2010

La familia Verde – Suárez se reúne en una emotiva celebración para rendir homenaje a los comienzos de la familia y de la empresa familiar


La motocicleta, una vieja Vespa, matriculada en Madrid en el año 1964, se encontraba en un estado de completo abandono, propio de los años transcurridos a la intemperie. Uno de los hijos de Loli y Juan, Leonardo, se enteró de la existencia del vehículo, y dada el incalculable valor sentimental, histórico y emotivo de la moto, se hizo cargo inmediatamente de su adquisición, restauración y puesta a punto para, en un acto que congregaría a toda la familia, hacer entrega de ella a su padre, Juan Verde, rememorando de paso aquellos años en los que Juan y Agustín, uno de sus trabajadores desde aquel entonces, viajaban sobre la Vespa cargados con las latas de pintura, escaleras, brochas y todo el material de trabajo.

Aquello ocurría en el año 1967, y hoy, 40 años después, la vieja Vespa vuelve a funcionar, debidamente restaurada, para convertirse en un icono, un elemento con el que retrotraerse en el tiempo y viajar mentalmente y con nostalgia a aquellos años de duros comienzos pero también de grandes ilusiones y ganas.

En el transcurso de la celebración, Juan Verde Jr., el mayor de los hijos de Loli y Juan, y que actualmente está trabajando en Estados Unidos con la administración de Barak Obama, dio lectura a un documento en el que hacía un repaso de los orígenes de la empresa, así como el papel que la “resucitada” Vespa jugó en aquellos inicios, un documento que, por gentileza de la propia familia Verde – Suárez, reproducimos para nuestros lectores, así como una amplia galería fotográfica.

Texto leído en la celebración

LA VESPA Igual que un gran incendio puede comenzar con una pequeña chispa de nada, algunas veces en la vida, hay cositas insignificantes con las que empiezan a realizarse grandes sueños.

En el año 1967 cuando la empresa VERDE SUAREZ, era solo una quimera, algo muy lejano y casi inalcanzable por la falta de medios económicos, cuando los problemas parecían nacer cada día y cuando la osadía de la juventud te daba alas, una cosa sin importancia, una vieja Vespa comprada de segunda o tercera mano, fue la chispa que encendió lo que se convertiría al pasar de los años en una Empresa fuerte: Grupo Verde Suárez.

Nuestros padres estaban recién casados. Papá se había quedado sin trabajo a los pocos meses de la boda. Mamá, dejó su empleo al casarse y se encontraron de repente en un callejón sin salida.

Algunas ofertas salieron para trabajar papá de chófer en alguna empresa, pero ellos decidieron echar coraje y atrevimiento al asunto y empezar a trabajar por su cuenta en la pintura.

No había dinero para pagar transportes y mucho menos, un vehículo que llevara los materiales y por tal motivo, echaron mano de lo que tenían: LA VIEJA VESPA, los conocimientos y la experiencia de pintor que tenía papá, unidos a lo aprendido por mamá en su trabajo anterior como secretaria y todo ello aderezado con un cargamento enorme de ilusión, responsabilidad y afán de superación, fueron haciendo el milagro cada día.

La Vespa transportaba a papá y los utensilios del trabajo, incluida la escalera. Más tarde, cuando comenzó Agustinito aportando su granito de arena, también tuvo cabida en la parte posterior y de ese modo, transitaban por todo el municipio de Telde, haciendo trabajos de pintura.

De esos humildes comienzos, nace y crece lo que es hoy el Grupo VERDE SUAREZ . Algo mas tarde, con los primeros ahorros y la venta de la VESPA se compró el Volkswagen verde, matrícula GC 39.751, en el que íbamos a la finca y a todas partes cuando éramos pequeños.

Y pasaron los años….

Concretamente, 43 años para ser exactos… y la empresa poco a poco se fue ganando un lugar importante en la sociedad Canaria, creando empleo para muchas familias, desarrollando actividad económica para la sociedad, participando de lleno en el desarrollo económico y social de nuestro municipio, nuestra isla y nuestro archipiélago, habiendo llegado a tener obras en otras islas, una sede en Fuerteventura, hasta 200 empleados en algún momento y un parque móvil importante.

Durante ese tiempo, creció también nuestra familia. En esas 4 décadas, nacieron 6 hijos y 10 maravillosos nietos, que forman la gran roca indisoluble que somos hoy. Pero hay que dejar constancia de que no solo esta formada por hijos y nietos, sino de todos los que están aquí ahora mismo, e incluso de muchos, muchos más, que han pasado por nuestro hogar en alguna ocasión, donde siempre hubo cabida para los que llegaran. Hoy también son nuestra familia, gente que habita en Estados Unidos, en Alemania, en Cuba y en otros lugares de la isla donde viven los que forman la extensión de esta gran familia.

Hoy estamos aquí, para celebrar lo maravillosa y sorprendente que puede ser la vida…. Estamos aquí para celebrar y recordar que son precisamente las pequeñas cosas, que te vas encontrando en el camino, las que a veces te ayudan a realizar tus sueños…….

Para explicarles a que nos referimos, les contaré una historia reciente y muy breve:

… Así , un día cualquiera, uno de tantos, encontrándose Leonardo en un bar accidentalmente por supuesto…., entabló conversación con su vecino inmediato

.- ¿Y Tu de quien eres mi niño? Preguntó el nuevo amigo

Yo…?? Mi padre se llama Juan Verde…. -. Contestó Leonardo.

.- ¡No me digas eso, muchacho! Yo conozco bien a tu padre…. Es más… somos casi familia….

Ah si…??? - Contesto Leonardo - … cuénteme……

Y entre copita y copita, fueron entrando en detalles.

Hasta que en un momento dado…. Dijo el nuevo amigo:

.--A Juan Verde le compré yo una Vespa que él tenía, hace ya mucho tiempo. ¡Ah! Mi nombre es Antonio Monzón.

A Leonardo se le encendió de inmediato la bombilla y preguntó si aún la conservaba, o había desaparecido aquella famosa moto de la que tanto había oído hablar en su casa desde que era chico.

.- Pues mira mi niño, la tengo hecha cachos en el cercado de mi casa.

.- Me gustaría mucho verla. ¿Dónde vive Ud.? - Dijo Leonardo.

.- Pues yo vivo aquí mismo, en el Caracol. Si quieres vamos a verla. – replicó el hombre.

.- ¡Pues vamos pa llá! – Dijo Leo entusiasmado.

Se encaminaron los dos al Caracol Bajo y allí vio Leo por vez primera a la pobre Vespa que aparecía hecha trizas y en total abandono. Sin embargo, él pensó que con mucho trabajo, empeño y algún dinero, tal vez pudiera ponerse en pié y algún día no muy lejano, tuviera la oportunidad de darles una alegría a sus padres, pues también su madre, vivió grandes momentos junto al famoso vehículo. Entró en negociaciones con su nuevo amigo y consiguió la moto, a cambio de un saco de papas. En ese preciso momento, empezó a resucitar y poco a poco ha ido obteniendo vida.

Una pequeña y vieja VESPA….. que pudo con tanto y que sirvió para tanto, podría para mucha gente ser un pequeño o insignificante objeto, pero lo cierto es que para todos nosotros es algo muy grande….

Y Las cosas grandes de la vida no pueden desaparecer jamás. Esas que nos ayudaron mucho, que participaron en nuestro día a día y lo compartieron todo con nosotros. Esas cosas, vivirán para siempre en la memoria de quienes tuvieron la suerte de poseerlas y algunas veces como en esta ocasión, hasta resucitan por alguna misteriosa casualidad.

La Vespa desapareció un día por imperativos del avance y el crecimiento de lo que nació sin pretensiones, pero ahora, por esos extraños misterios de la vida, ha resucitado y podemos tener la dicha de ofrecérsela de nuevo a papá con todo el amor del mundo...

Esperamos que la disfrutes mucho papá y que la empresa sepa valorar la importancia de este objeto importante que fue la chispa principal del nacimiento del GRUPO VERDE SUAREZ.


Resultado final de la restauración en imágenes:








El estado de como fue hallada antes de su restauración:




Fuente de texto e imagenes www.revistatara.com
Agradecimientos a revistara por el estupendo reportaje ilustrativo.

El punto de mira del mecánico


He aquí, una emotiva e ilustre historia de como Vespa marca un antes y un después, un resurgir de las entrañas del pasado, un recuerdo hecho realidad, todo ello ha sido y fue mérito de voluntad colectiva y con ayuda del mecánico Armando Zurita, horas de dedicación, incertidumbre a la hora de encontrar el repuesto ideal, dandole forma, cuidando al máximo cada detalle, apurando el montaje antes de la fecha señalada para la celebración del homenaje y por supuesto ponerla a punto y a funcionar. Los días de montaje no fue en ningún caso un trabajo agotador ni aburrido , todo lo contrario, su restauración ha sido un verdadero privilegio, emotivo y entusiasmador, sus horas de dedicación fueron entretenidas y a la vez satisfactorias al ver el resultado final, así es como lo clasifica su mecánico y yo estoy de acuerdo con él, porque también tuve la oportunidad de colaborar en la restauración. Esperamos ansiosamente futuras restauraciones o reparaciones de motocicletas porque no es tan solo un vehiculo de transporte es un sentimiento y su funcionamiento nos enorgullece plenamente.

Algunas imágenes del proceso de restauración en el taller:




wwww.Motoszurita.blogspot.com

4 comentarios:

  1. k bien kedo la moto xD

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  2. muy emotivo el reportaje me encantó, espero el proximo saludos

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  3. uyyy q cambio dio la vespa, impresionante!!

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  4. ola tngo una vespa q reparar m gustaria ponerme en contacto con usted.

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